Escucha el Podcast más Reciente
Líder sin Visión
11:27
 

De Cuando el Éxito Rotundo Socava las Bases del Propósito

Nov 06, 2024
Virtuosum
De Cuando el Éxito Rotundo Socava las Bases del Propósito
7:13
 

 

 

 

¡HOLA! Bienvenido al blog Miércoles de Liderazgo donde te ofrezco ideas para fortalecer tu liderazgo dondequiera que lo ejerzas. Gracias por estar aquí, te saluda Alfredo Esponda.

 

Mucho éxito, mucho éxito, sí, ¿eso es lo que perseguimos? Zaratustra nos amenaza: “cuidado con lo que deseas, porque mañana será tuyo”. Tienes al novio apasionado que luego se convierte en el marido desdichado; al atleta vigoroso que, sin advertirlo, está quemando sus fibras y se desploma; al motociclista que busca romper el récord de velocidad que, finalmente, lo lleva al accidente mortal. Médico tan exitoso que llena su agenda de tal manera que nunca tiene tiempo para su familia y sus hijos, luego dice “trabajo para ellos”.

 

¿Qué pasa con los políticos de derecha que alcanzan el poder? Sin quererlo o, tal vez deseándolo, van acaparando funciones cada vez más importantes, tan grandes y poderosas que acaban propiciando la corrupción en su equipo. Dice que los controla, pero la verdad es que no puede.

 

Le pasó a Felipe Calderón que nunca supo lo que hacía su secretario de seguridad, Genero García Luna. Algunos afirman haberle informado que tenía contacto con el Cártel de Sinaloa, pero no se sabe.

 

Con Enrique Peña Nieto pasó en su sexenio que varios de sus colaboradores fueron francamente abusadores de la posición que les otorgó el presidente. Lozoya es el caso más relevante y publicitado, pero no es el único.

 

Es toda una tendencia, desde el sexenio de Miguel Alemán (1946-1952) se advirtió una camada floreciente de políticos ricos. Basta mirar las riquezas que heredó a su familia don Miguel.

 

Esta frase de Lord Acton está muy repetida, perdón, pero yo también: “El poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente”. Es decir, no tiene límites. Cuando se carece de valores, la autocontención no aparece. Cuando se carece de sistemas de vigilancia, no hay quien identifique y castigue.

 

El siglo XXI nos trajo una corriente de pensamiento fuerte: la gobernanza. Es decir, el conjunto de medidas prácticas para lograr la rendición de cuentas acompañada de transparencia. En algunos países lograron implantarla. Los europeos nos ponen el ejemplo.

 

En este sentido nos vienen a refrescar el tema Daron Acemoglu (turco/estadounidense), Simon Johnson y James A. Robinsony al publicar en 2012 el extraordinario libro “Por qué fracasan los países” que los hizo merecedores del Premio Nobel de Economía 2024. Identifican que la célula del progreso de los países es la pertinencia y el vigor de sus instituciones.

 

Con instituciones débiles los mexicanos no pudimos en ningún momento detener esa exacción de la riqueza nacional para dársela a unos políticos marrulleros y corruptos.

 

De este modo, el éxito de la derecha de llegar al poder sexenio tras sexenio socavó las bases del propósito esencial: tener el poder para producir prosperidad y bonanza en beneficio de toda la población.

 

¿Qué hacer? Sencillo, quitarles el poder. No supieron usarlo, abusaron de él de manera perversa. Entonces, cuando llegó el momento de la votación, perdieron y se tuvieron que largar a lamer sus heridas. Perdieron elecciones en 2018 y 2024.

 

Consecuentemente, el poder cambió de manos. Ahora entra en acción el turno de la izquierda, siempre resentida y vengativa, esperando el momento para tener el poder.

 

Mal síntoma si llegamos al poder desde la revancha y el afán de venganza, pero así es. Le pasó al presidente Alberto Fujimori en Perú, también en Bolivia al presidente Evo Morales, a Rafael Correa en Ecuador, Juan Orlando Hernández en Honduras, la corriente de Hugo Chávez le permitió heredar el poder a Nicolás Maduro en Venezuela y en Nicaragua el exitazo del movimiento sandinista brindó enormes recursos a Daniel Ortega para encumbrarse al poder absoluto.

 

En el comienzo de sus mandatos gobernaron de acuerdo con sus promesas de campaña, pero en cuanto tomaron fuerza, se reeligieron y quisieron quedarse en la silla presidencial más tiempo del permitido constitucionalmente y ¡zas! cayeron y tuvieron el rechazo del mismo pueblo que los elevó al poder. En Venezuela y Nicaragua el rechazo no ha sido suficiente como para sacarlos de la silla presidencial. El poder es adictivo, una vez que se prueba no es fácil soltarlo. Aplicable también a líderes del hogar o de empresas pequeñas.

 

En síntesis, el exceso de éxito los llevó al cadalso. Tanto éxito, tanto poder, los llevó a cambiar la constitución y establecer bases que les permitiría ser soberanos, absolutistas y autocráticos. Este exceso de poder los lleva a modificar las instituciones que son la base del progreso y el bienestar de las sociedades. Una vez con poder estatizan todo lo que pueden, vierten su odio hacia la empresa privada y toman todos los laureles exclusivamente para los leales. Comienzan a regalar dinero, sin plantear proyectos que hagan posible su financiamiento. El amplio estudio de los ganadores del Nóbel de Economía lo demuestra presentando muchos casos de países, México no es la excepción.

 

La moraleja es clara: demasiado éxito resulta ser un puente rumbo al cadalso, más tarde que temprano o más temprano que tarde, pero esa es la consecuencia esperada del éxito exagerado, el “príncipe” se siente absoluto y en vez de aliados recluta empleados sometidos, decididos a obedecer sin cuestionar ninguna orden recibida. Y pensar que esos abyectos ciudadanos son cultos, estudiados, hasta con doctorado en sus especialidades, pero les falta valor (de esos, de dos) y carecen de valores. Renuncian al propósito de servir al país para servirse ellos. La ambición y la codicia se vuelven sus estandartes. A esto obedecen.

 

Te invito a reflexionar acerca del éxito absoluto y establecer la autocontención para perseverar en la moderación. Mucha suerte en tus reflexiones.

 


¡HASTA EL PRÓXIMO MIÉRCOLES!

 

JOHN DEWEY: La única libertad cuya importancia es duradera es la libertad de inteligencia; es decir, la libertad de observar y juzgar.

 

[email protected]

 

P.D. Te invito a suscribirte al Blog (gratis y sin compromiso).

Inscríbete