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Una Revolución Silenciosa

Nov 08, 2023
Virtuosum
Una Revolución Silenciosa
9:36
 

 

 

Bienvenido a miércoles de liderazgo, el post de Alfredo Esponda. Te ofrezco reflexiones y propuestas para que a través de cursos en línea seas un líder que dota de habilidades a tus colaboradores y a personas que están a tu alrededor. Tu influencia será cada vez más impactante. Si quieres tener una empresa competitiva necesitas un equipo competente. Capacítalos. Capacítate tú. Será tu mejor inversión.

 

El tema de hoy es acerca de UNA revolución que estamos viviendo y no hemos tomado plena conciencia. Digo UNA y no LA revolución silenciosa porque estoy consciente de que son muchas.

 

En la segunda década del Siglo XXI estamos siendo abrumados por una gran cantidad de cambios, quizás sólo apreciamos los tecnológicos, pero hay muchos más. Nuestras vidas están siendo afectadas de maneras variadas. Cada vez más interesantes. Cada vez más apasionante, al grado de que los adultos mayores no alcanzamos el ritmo de estos tiempos, en cambio, pareciera que los jóvenes han nacido con el chip cargado, asimilan lo nuevo con admirable velocidad. Para ellos todo parece normal.

 

La pandemia del COVID nos dejó secuelas, pero sobre todo nos hizo reaccionar al agudizar los problemas mentales, que ya nos aquejaban, pero no tan graves y frecuentes. Se tomó conciencia en el mundo entero de la necesidad de actuar con firmeza en este campo. El aumento en el número de suicidios y en el de hospitalizaciones por enfermedades mentales como depresión, ansiedad, déficit de atención e hiperactividad (TDAH), soledad y trastornos de la conducta, en general, ocasionaron graves problemas laborales y estudiantiles.

 

Como consecuencia, se aceleró el movimiento revolucionario de la Ciencia de la Felicidad. Esto surgió en Akumal, Yucatán en 1999. El presidente de los psicólogos de Estados Unidos, Martin Seligman, convocó a unos veinte colegas distinguidos a discutir el paradigma de la psicología, palabras más o palabras menos, les dijo: hasta ahora nuestra ciencia se ha abocado al estudio de los males mentales y emocionales de la humanidad, hemos venido aquí para plantear un cambio, dedicar nuestros esfuerzos al estudio de todo lo que causa el bienestar de las personas.

 

Así como el gran movimiento internacional de la calidad tiene su gurú, Dr. William Edwards Deming, quien es reconocido como el padre de la calidad, también el movimiento internacional de la felicidad o psicología positiva reconoce a Seligman como el padre de la ciencia de la felicidad.

 

En esa reunión, al cobijo de las olas del mar y del clima cálido de Yucatán, estos psicólogos destacados comenzaron a plantear los distintos aspectos que provocan felicidad en nosotros y la definieron de la siguiente manera: “Felicidad es el estado de ánimo que provoca el estar a gusto con nosotros mismos y con lo que nos rodea”.

 

Con esa definición ya comprenderás los muchos conceptos que caben en “el estar a gusto”: estabilidad emocional, gusto por la vida, disfrute de todo aquello que hacemos, relacionarnos con nuestro entorno de manera adecuada, soportar y salir airosos de los fracasos, estar optimistas y ver lo mejor de lo que nos rodea y del futuro que nos espera, etc. También decidieron que no había que restringirse al estudio de aspectos personales, era necesario estudiar las instituciones y las distintas políticas gubernamentales dedicadas al mejoramiento de la calidad de vida.

 

En síntesis, repartieron las tareas y se crearon especializaciones a cargo de prestigiosos investigadores encargados de aplicar el método científico a cada rubro. Así nació la psicología positiva o ciencia de la felicidad.

 

En artículos anteriores tuve oportunidad de aportar una bibliografía de más de diez libros sobre el tema y si buscamos en Google o en Chat GPT encontraremos multitud de referencias respecto a esta Revolución Silenciosa del Movimiento de la Felicidad o al menos, así la llamo yo.

 

Este movimiento tiene que verse en tres niveles: personas, organizaciones y países. Los enfoques y contenidos son particulares para cada uno de ellos. Aunque no lo creas, la ONU se ha tomado en serio el tema y aplica encuestas para medir la felicidad.

 

Parece exagerado hablar de ciencia de la felicidad, pero no. Estos estudiosos están aplicando el método científico con rigor. Se mide cada aspecto y se encuentra su solución.

 

En Google encontrarás la estadística mundial sobre los factores clave: apoyo social, salud, ingresos, libertad, generosidad y ausencia de corrupción. Este reporte es conducido por un economista muy destacado, autor de varios libros, Jeffrey Sachs, quien declara lo siguiente:

 

“El objetivo final de la política y la ética debería ser el bienestar humano. El movimiento de la felicidad demuestra que el bienestar no es una idea ‘blanda’ y ‘vaga’, sino que se centra en áreas de la vida de importancia crítica: condiciones materiales, riqueza mental y física, virtudes personales y buena ciudadanía. Tenemos que convertir esta sabiduría en resultados prácticos para lograr más paz, prosperidad, confianza, civismo -y sí, felicidad- en nuestras sociedades”

 

Este Reporte Mundial de la Felicidad nos dice el orden de los países más felices a los de menor calificación. ¡Oh sorpresa!, otra vez, los mejor clasificados son los nórdicos, en este orden: Finlandia, Dinamarca e Islandia. En cuarto lugar, figura un país que sorprende: Israel, por supuesto antes del ataque de Hamas. Luego, Países Bajos, Suecia y Noruega.

 

Preocupados por los nuestros buscamos en la lista a los países de Latinoamérica: Costa Rica ocupa el lugar 23, Uruguay el 28, Chile el 35 y México el 36. Por supuesto, hasta abajo en el lugar 88 aparece Venezuela. Al margen, debemos tomar en cuenta que Costa Rica no es un país expulsor y por tanto, no figura en la lista de migrantes internacionales.

 

Hay una fuerte correlación de los resultados de este reporte con los del reporte de producto interno bruto (PIB), el PIB per cápita, el índice de la corrupción, el de competitividad y otros. Ser feliz contribuye al progreso, aunque muchas personas piensan que es al revés, tener progreso contribuye a la felicidad.

 

Como nos lo afirma Jeffrey Sachs en el informe de la ONU, “El movimiento de la felicidad demuestra que el bienestar no es una idea ‘blanda’ y ‘vaga’”.  En síntesis, es medible y por ello, susceptible de programar su mejora paulatina.

 

En los próximos artículos te presentaré lo que hacen los gobiernos más felices para tener una idea de lo que también nosotros podríamos hacer, después lo que hacen las organizaciones para tener a sus trabajadores más contentos en su labor cotidiana y, por último, lo que tendríamos que hacer nosotros individualmente para conquistar los niveles más altos de satisfacción por la vida, esto de manera independiente a lo que haga nuestra organización o nuestro país.

 

Espero contar contigo en los siguientes tres artículos para compartir esta información tan valiosa en beneficio de nosotros mismos, nuestras familias y nuestras organizaciones. Del país, ya ni hablamos, no nos toca arreglarlo, aunque sí es importante aportar ideas valiosas.

 


 

¡HASTA EL PRÓXIMO MIÉRCOLES!

 

SIMON ANHOLT: Ser una persona buena te hace más feliz. Pocas cosas nos hacen más felices a las personas que ser queridas por otras.

 

Fuente: p.129 de ¡Cómo salir del pozo! Por Andrés Oppenheimer. Edit. Debate. México, 2023.

 

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